Casa La Quebrada
Autores y o colaboradores: Juan Enrique González Gain.
Localización: Cachagua, Zapallar, V Región de Valparaíso.
Superficie proyectada: 573 m2.
Año de construcción: 2008.
El encargo fue que a partir de la casa existente en el lugar (una vivienda de mediados de los años 60, de materiales sencillos y rústica), se mejoraran sustancialmente los espacios, sin perder la identidad original. Primera necesidad fue mejorar la sensación de estar en la playa como modo de vida. Apuntando a que las funciones sociales estén claramente vinculadas mientras que las privadas estén en relación con los espacios exteriores en forma armónica y tranquila, sin perder la condición de privacidad. A partir de la planta existente y tomando en cuenta la volumetría de la casa, se redistribuye el programa de modo de separar las funciones privadas de las sociales y al mismo tiempo, mejorar los vínculos entre zonas.
Se opta por ampliar los espacios existentes, mejorando las proporciones y las condiciones de asoleamiento. Estas ampliaciones interiores conllevan como desafío mantener las proporciones volumétricas de la casa, cuidado su relación con el entorno. Con la volumetría proporcionada, se recoge como parte del encargo el integrar los jardines, las relaciones visuales y espaciales que permiten un habitar de los interiores vinculados a los exteriores, potenciando vistas y generando espacios acogedores y discretos. El proyecto utiliza el lenguaje original de la casa, respetando su identidad rústica y simple, acorde también con el entorno construido.
The task was to substantially enhance the spaces while preserving the original identity of the existing house on the site—a mid-1960s residence made of simple and rustic materials. The primary goal was to improve the feeling of a beachside lifestyle, emphasizing clear connections for social functions while ensuring that private spaces harmoniously and peacefully relate to the outdoor areas, all while maintaining privacy. Starting from the existing layout and considering the house’s volume, the program was reconfigured to separate private and social functions, while also improving connections between zones. The decision was made to expand existing spaces to enhance proportions and sunlight conditions.
These interior expansions posed the challenge of maintaining the house’s volumetric proportions while carefully relating it to the surrounding environment. Within the provided volume, the assignment also included integrating gardens and visual and spatial relationships that enable an interior living experience closely tied to the outdoors. This integration maximizes views and creates inviting, discreet spaces. The project utilizes the original language of the house, respecting its rustic and simple identity, which also harmonizes with the built environment.